Para elegir bien es importante conocer las diferentes alternativas con sus características, ventajas e inconvenientes. Por ello, hoy queríamos ofreceros un breve resumen de las 3 principales formas de conexión que podemos encontrar hoy en día:
ADSL
Se trata de una conexión directa con la centralita de teléfonos, que te ofrece Internet a través del cable de cobre. Al ser una conexión directa su velocidad no depende de que haya más personas conectadas en tu zona, y es más difícil de hackear, pero su velocidad máxima es muy limitada, está sujeta a interferencias, y varía mucho en función de la calidad de los cables y la distancia a la centralita.
Cable
La conexión por cable suele disponer de una red troncal en fibra óptica, pero el cableado hasta la casa o local comercial del usuario se lleva a cabo a través del cable coaxial de televisión.
Normalmente el ancho de banda se reparte entre los usuarios de la misma zona que usen el mismo cableado. Si hay poca demanda no hay problema, pero si se satura en un determinado edificio o calle, pueden producir ralentizaciones. Además es un sistema más fácil de espiar mediante técnicas de sniffing.
Fibra óptica o FTTH
Este sistema es el más modernos de todos, y se basa en la transmisión de luz a través de un cable. No necesita tantos repetidores, pues puede funcionar sin ellos en distancias de 2 a 70 kilómetros. Con amplificadores láser puede llegar a los 150 kilómetros. Esta tecnología no sufre interferencias ocasionadas por los cambios de tensión, temperatura, u otros cables, ni pérdidas en función de la distancia a la centralita, como ocurre con el ADSL.